Estamos viviendo un momento de profundos cambios culturales. Desde Hollywood, el caso Weinstein, y los movimientos #MeToo y #TimesUp han hecho un gran trabajo de “des-normalizar” prácticas abusivas que se instalaron en el corazón de la industria del cine y que se han reiterado y replicado en distintos ámbitos sociales.
El hombre poderoso que se aprovecha de su situación para obtener favores sexuales de jóvenes que quieren avanzar en su carrera es, a estas alturas, un cliché del mundo del espectáculo y más allá de él. Esas no tan sutiles formas de violencia de género se suman a muchas otras que a lo largo de los siglos han definido las relaciones sociales e íntimas entre hombres y mujeres. Lo emocionante de este momento es que miles de voces se levantan para decir que no tiene por qué ser así, que podemos reorganizar la manera en que nos relacionamos para crear una sociedad más justa y amable en donde todas las personas podamos ser sujetos de derecho y respeto por igual.
El fin de “Bomba 4”, de “Miss Reef” y el anuncio de que ya no habrá más equipos de promotoras en la Fórmula uno y en otros eventos, está dando cuenta de que el sentido común de asociar la objetivación del cuerpo femenino a la venta de un producto ya no es aceptable. Por otro lado, y paralelamente, la violencia contra las mujeres sigue aumentando en sus cifras –quizá porque ahora tiene nombre, somos más conscientes de ella y se puede contabilizar- y la crueldad de algunos de estos crímenes -y el tratamiento con que se les presentan en algunos medios de comunicación- nos siguen impactando día a día.
En este contexto hombres y mujeres se preguntan cómo debemos relacionarnos ahora. Qué se puede y que no se puede hacer. ¿Cuál es el límite entre el respeto y el aislamiento? Es tiempo para un profundo diálogo social. Es tiempo de mirarnos a los ojos, de escucharnos y de crear juntos maneras de vincularnos desde la admiración y el respeto.
En FEMCINE trabajamos bajo la convicción de que una de las herramientas más poderosas de cambiar la manera en que nos comportamos es, primero, cambiar la mirada que tenemos sobre las cosas. Y para cambiar la mirada necesitamos experimentar el mundo desde otros lugares, permitirnos ser conmovidos por historias emocionantes y profundas que nos inviten a ponernos en la piel de otras personas, habitar su mundo y comprender sus razones.
Por octavo año consecutivo la invitación del Festival Cine de Mujeres, FEMCINE es a exponerse a ese cine que mueve, que conmueve, que moviliza, que transforma. En momentos en que las relaciones sociales necesitan repensarse y reconstruirse, creemos que el diálogo es el único lugar posible para enfrentar este tremendo desafío y que mejor que hacerlo con películas en donde son las mujeres las que comparten su habitar, su mirada y su experiencia.
Teniendo la colaboración como centro de nuestro actuar y gracias a una tremenda red de mujeres, hombres e instituciones que aportan y se unen a esta celebración: en seis días, en seis comunas de la capital, con múltiples actividades y funciones gratuitas, FEMCINE se instala como un lugar para encontrarnos, para emocionarnos juntos y para conversar sobre lo que nos distancia y lo que nos acerca, sobre lo que somos y lo que queremos ser.