Durante el proceso de revisión de la obra de Claudio Di Girólamo que se efectuó para la articulación curatorial de PANEM, el cine se configuró como un corpus potente imposible de eludir. Frente a esto y a la necesidad de mostrar el material recopilado de manera íntegra, se organiza este ciclo de cine a realizar en el mes de abril y consistente en tres jornadas de visionado y posterior conversatorio. A través de este formato, se busca detener la mirada en la relevancia tanto histórica como contemporánea que tiene el trabajo cinematográfico de Di Girólamo, particularmente cuatro piezas llevadas a cabo entre los años 1980 y 1990.
De esta manera, las películas a proyectar –tres documentales y una ficción– dialogan desde distintos ángulos con temáticas abordadas por los artistas en PANEM y son reflejo elocuente de aquello que ha cimentado la labor de Di Girólamo en sus diversos medios de creación: la convivencia de la fe cristiana con la acción política y fundamentalmente un compromiso profundo con la existencia del otro.
En los años de realización de estas producciones cinematográficas, y en íntima relación con su trabajo en el Consejo de la Vicaría de la Solidaridad, Di Girólamo siempre optó por herramientas que le permitiesen ofrecer espacios de crítica y denuncia frente al silencio de los medios de comunicación oficiales. Así, utilizó el cine como mecanismo de acción participativa y se dedicó a compartirlo con los pobladores, buscando el encuentro real e íntimo con aquellos márgenes que requerían, sobre todo en la década de los ochenta, contar con una mirada que los acogiera y una voz que gritara con ellos.
Asimismo, en medio de un contexto actual que exige que la empatía y el respeto se configuren como prácticas permanentes de cohesión y resistencia, el cine de Di Girólamo adquiere una vigencia rotunda al tratar temas que siguen siendo un desafío a nivel social. Igualmente profundiza esto al revelar una forma de trabajo colaborativo que impregna cada film con la humildad de quien comprende lo ajeno a punta de aprendizaje y cuestionamiento de lo propio. En este sentido, se puede ver a través de la pantalla cómo el ojo de la cámara y su objetivo fílmico actúan de manera conjunta, casi con complicidad, cualidad fundamental que permite la creación, entre personajes y espectadores, de vínculos horizontales que ponen en diálogo a distintas realidades históricas, imaginarios políticos, clases sociales y afectos personales.
Los documentales Vivienda y familia popular (1980) y Andrés de la Victoria (1984) son el primer ejemplo claro del compromiso que mantuvo Di Girólamo con el prójimo y de la unión que persigue hasta el día de hoy entre la vocación religiosa y la acción política. El primer film fue realizado por pedido de Enrique Alvear, en ese entonces vicario de la zona Oeste de Santiago, y muestra la crisis de vivienda que llevó a inicios de 1980 a numerosas tomas de terrenos y a la multiplicación de familias allegadas en la periferia de la ciudad de Santiago. El segundo, verdadero hito cinematográfico de la época, relata las circunstancias y consecuencias del asesinato del sacerdote francés André Jarlán en la población La Victoria el 4 de septiembre de 1984, en el marco de la Décima Jornada de Protesta Nacional en contra del régimen de Augusto Pinochet. Destacando el enorme acto de entrega y solidaridad que lleva a los pobladores, junto a su párroco Pierre Dubois, a reclamar justicia hasta la Catedral de Santiago, el film es testimonio de la fuerza de un accionar religioso construido desde la confianza, la organización y la lucha por los Derechos Humanos.
Por su parte, Sexto A 1965 (1985), única ficción de este ciclo, narra el viaje que emprende un profesor de música jubilado en busca de los familiares de uno de sus exalumnos, luego de que le tocara presenciar el momento en que los organismos de seguridad de la dictadura lo detienen en el aeropuerto de Santiago. Respecto al trabajo fílmico cabe destacar, además del riesgo y la valentía que significaba representar una detención política en esa época, la actuación protagónica de Roberto Parada, padre de José Manuel Parada, asesinado en el caso Degollados el mismo año de producción de esta película.
Por último, en Carbón (1990) se acentúa la mirada de Di Girólamo a través del uso de la entrevista y del tratamiento visual de una cámara en mano cercana que, destacando la cotidianeidad de los personajes y la sencillez de sus gestos, se aleja del pintoresquismo social a la que los medios de comunicación masiva nos han acostumbrado. El documental muestra el día a día en las minas carboníferas de Lota, Curanilahue y Schwager, dando cuenta de las dificultades que implica el trabajo pesado de los obreros y la carga laboral y emocional que debido a ello acarrean sus familias. Nuevamente un trabajo en que la cámara opera como verdadera compañera de lo que registra, ofreciendo a sus protagonistas un reflejo honesto de sí mismos y a nosotros, espectadores, la oportunidad de seguir preguntándonos por nuestro espacio y nuestro rol como seres sociales.
Consuelo Tupper
Curadora ciclo de cine y equipo curatorial PANEM
Lugar: Sala de Cine UC – Avda. Libertador Bernardo O’Higgins 390
PROGRAMACIÓN CICLO DE CINE:
16:00 Lunes 9 de abril: Vivienda y familia popular (1980 / 26 minutos) +
Andrés de la Victoria (1984 / 55 minutos)
16:00 Lunes 16 de abril: Sexto A 1965 (1985 / 90 minutos)
16:00 Martes 24 de abril: Carbón (1990 / 33 minutos)