16 de mayo al 14 de julio de 2017 / Lunes a Viernes de 9:00 a 17:00 horas / Sala Gasco Arte Contemporáneo. Santo Domingo 1061. Metro Plaza de Armas.
RECORRIDOS DIDÁCTICOS: inscripcionessalagasco@gestocultura.cl
Los RECORRIDOS DIDÁCTICOS son totalmente gratuitos y guiados por un equipo de mediadores artísticos especialmente capacitados con amplia experiencia en atención de grupos, quienes, más que comunicar contenidos de manera tradicional o académico-enciclopédica, buscan formar espectadores críticos.
Los recorridos son creados para cada una de las exposiciones y los diversos públicos que se presentan en Sala Gasco durante el año, que van desde estudiantes de 3° Básico a IV Medio, universitarios, adultos mayores, personas con necesidades educativas especiales y público general. El objetivo principal de este programa que utiliza una metodología lúdica y participativa es potenciar la curiosidad y habilidades sociales de los estudiantes, así como la capacidad de expresar ideas, creencias y reflexionar sobre éstas.
Los RECORRIDOS DIDÁCTICOS requieren de inscripción previa (inscripcionessalagasco@gesto-cultura.cl) y se realizan para grupos de 10 personas como mínimo y máximo 40.
Colectiva escultura chilena se presenta en Sala Gasco
Marta Colvin, Francisco Gazitúa, Cristóbal Guzmán, Félix Maruenda, Osvaldo Peña, Rosario Perriello y Norma Ramírez son los autores de las obras que estarán exponiéndose desde el 16 de mayo al 14 de julio en Sala Gasco Arte Contemporáneo.
Los máximos exponentes de la escultura nacional reflexionan –en un arte volumétrico- sobre el paisaje, la cordillera, la cultura y los mitos ancestrales.
Piedra, madera nativa, acero inoxidable, bronce, fierro y porcelana son parte de los materiales con que los escultores dieron vidas a sus obras.
También se hace presente como forma de arte, objetos cotidianos como una marraqueta para hablar del hambre que padece el mundo.
Proyecto acogido a la LEY DE DONACIONES CULTURALES
Hacía tiempo que el artista y curador Carlos Navarrete estudiaba el desarrollo de la escultura local. Fascinado por el trabajo de un grupo de artistas, provenientes de diversas formaciones académicas y que tienen en común el apego al territorio y al paisaje andino, decidió darle vida a la muestra “Cuerpo y Materia”.
“Dicha exhibición tratará de investigar en cómo se relacionan los artistas convocados respecto a sus problemáticas personales y el macizo andino, al tiempo de ser ellos notables representantes de nuestra escultura nacional”, explica Navarrete.
Sobre los creadores:
Marta Colvin (1907-1995) ganadora del Premio Nacional de Arte en 1970 realizó sus estudios en la Escuela de Bellas Artes. La chillaneja indaga en las posibilidades de la materia como un elemento capaz de reflejar la variedad cromática de una lejana Cordillera de los Andes, maciza e imponente, lo que lleva a su escultura a buscar, desde la altura de sus obras y el trabajo con la materia, una similitud con ese paisaje. Obras tales como “Aku-Aku” (1960), “Signo Solar” (1962) y “Toqui” (1963) reflejan esa necesidad de la escultura de Marta Colvin de buscar en las culturas ancestrales de Chile una medida o proporción mística de cómo esos pueblos observaban, y al mismo tiempo admiraban, la belleza de los Andes. Es una de las primeras artistas chilenas que introduce lo moderno en el hacer escultórico nacional con una fuerte raigambre anclada en las culturas precolombinas.
Colvin estudia en Francia y reside ahí por más de treinta años integrándose con éxito al medio artístico internacional, representada por la Galerie de France, en París. También -becada por el British Council- se traslada por dos años a Londres. El talento de Marta fue reconocido mundialmente con la obtención de premios en importantes eventos en Europa, Asia, Estados Unidos y Sudamérica y el emplazamiento de sus esculturas en distintos países.
Francisco Gazitúa (1944) escultor chileno que marca el inicio de la contemporaneidad en la escultura local, ya que, siendo discípulo de Marta Colvin, rápidamente comprendió que la vitalidad de la materia y la complejidad de nacer a los pies de la cordillera de los Andes obligaba al escultor no sólo a buscar en lo más recóndito de sus raíces americanas aquellos elementos distintivos para hacerlos forma escultórica, sino que también había que asumir el viaje por los extensos parajes de este continente para dimensionar un cuerpo de obra capaz de entablar un diálogo con este territorio joven y telúrico.
Gazitúa trabaja con la madera, el metal y la piedra; ésta última su fuente de inspiración y profunda meditación, porque en ella su creación ha sabido entrelazar el carácter andino de nuestra cultura y la huella del imperio Inca del que está impregnada.
Cristóbal Guzmán (1978) este joven escultor se abocó a recuperar la tradición del volumen ensamblado, algo iniciado a comienzos del siglo XX por Pablo Gargallo (1881-1934) y luego por Pablo Picasso (1881-1973). Sin considerarse un escultor moderno, Guzmán examina en esa primera era de la modernidad europea los elementos constructivos que hacen de la obra algo más que un objeto ensamblado o evocador de un pasado industrial. Su interés en el trabajo volumétrico a partir de láminas metálicas ensambladas va por la vía de relacionar los aspectos geométricos y o cinéticos que el volumen abordaría en la medianía del siglo pasado. Sin ser por lo tanto un escultor geométrico, ni mucho menos un creador moderno, se podría definir su cuerpo de obra como la de un investigador en los espacios de una cierta geometría tardía, algo muy en boga hoy en día, si pensamos en ese velo de retro-futurismo en el que la sociedad contemporánea pareciera estar inmersa. Por lo mismo, es uno de los artistas que participa de la escultura en su campo expandido, y lo interesante de este hecho es que el artista hace una escultura que es volumen y objeto al mismo tiempo.
Félix Maruenda (1942-2004) fue escultor y docente en un Chile fuertemente convulsionado por la crisis política de los años 70 y por las diversas tragedias naturales a las que se ha visto expuesto como nación. Maruenda expresa en sus esculturas dolores, horrores y esperanzas a las que nuestra sociedad occidental ha estado sometida, sin mediar con los miedos internos o con el temor a no decir lo que había que declamar.
“Félix construye para destruir. Su arte es agresivo e irritante, es la rebelión de su espíritu ante la crueldad e injusticia de un mundo del cual es testigo y parte”, palabras de Ricardo Mesa (1969).
Rosario Perriello (1973) es una inquieta artista que, desde la estética del collage o el objeto encontrado, aborda el volumen con mucha contemporaneidad. Hace unos años, en las amplias dependencias de Sala Gasco, sorprendió con una serie de obras hechas con impresos industriales, poniendo en jaque el concepto de collage y retrato. Hoy investiga en las posibilidades de la porcelana como materia volumétrica para recrear un pequeño y a la vez imperceptible “Jardín del Edén”, centrando su foco de atención en el reino vegetal, el cual se dispone en una de las alas de esta sala a la manera de una sutil intervención en el espacio.
Osvaldo Peña (1950) escultor que ha dedicado buena parte de los últimos años a trabajar las maderas nativas del sur de Chile, para encontrar en ellas los mitos y ritos de historias pasadas, las que de cuando en cuando se dejan caer por el cotidiano local. Por tal motivo observar una obra de este escultor es también dejarse llevar por los aromas y texturas de esa materia, provenientes de tierras en donde la humedad se confunde con la lluvia. Para Peña, la madera es una materia viva, al igual que en su momento lo fue para Marta Colvin y Francisco Gazitúa.
Norma Ramírez (1964) ha transitado por la escultura en su vertiente contemporánea a un trabajo cercano a la instalación, en donde es posible advertir las resonancias de un paisaje propio del norte chileno. En sus realizaciones de comienzos de los años noventa la artista se encontraba atraída por formas y tonalidades que aludían a la sequedad y sobriedad de las grandes extensiones del altiplano local. Por ello, la problemática que su obra abordaba decía relación con hallar el justo equilibrio para que la materia, en varios casos el barro, fuese partícipe de formas agudas, algunas de las cuales aludían a ritos ancestrales por el aire totémico que de ellas emanaba.
Con el paso de los años Ramírez comenzó a explorar en una serie de materialidades, las cuales fueron de-construyendo su manera de entender el volumen. Al mismo tiempo, ese modo contemporáneo de concebir el espacio la llevó a investigar en nuevas materialidades, algunas de ellas frágiles y transparentes, al punto de requerir un gesto de corte y confección para su presencia en el espacio de exhibición.
Sin duda que, “Cuerpo y Materia” será un desafío para el espectador que tendrá que desentrañar cómo las obras dialogan entre sí y, al mismo tiempo, cómo ellas son verdaderos faros de los momentos que la historia del volumen local ha ido transitando. “Con el espíritu de un niño inquieto, espero que el público disfrute y vea detenidamente cada obra”, concluye el artista y curador de la muestra Carlos Navarrete.