PROGRAMA
Ludwig van Beethoven (1770-1827)
Sonata nº4 para violín y piano en la menor, op. 23
Presto
Andante scherzoso, più allegretto
Allegro molto
Trío nº 5 para violín, violonchelo y piano en re mayor, op. 70 nº1 (“de los espíritus”)
Allegro vivace e con brio
Largo assai ed espressivo
Presto
Intérpretes:
Gonzalo Beltrán, violín
Fernanda Guerra, violonchelo
Pablo Terraza, piano
Notas al programa
La cuarta sonata para violín y piano de Beethoven originalmente fue publicada en 1801 junto a la quinta, llamada “Primavera”, con el mismo número de opus.
La publicación en conjunto tenía la intención de ofrecer dos obras que fueran contrastantes en carácter. Debido a un error en la reimpresión del año siguiente, y para ahorrar recursos, las obras tuvieron que republicarse con números de opus distintos (así, la sonata “Primavera” quedó con el opus 24).
El “Presto” de la apertura permanece en el modo menor, salvo por la concisa sección en fa mayor en el desarrollo. Todo comienza con un tema sombrío y determinado, que contrasta con una pequeña melodía ascendente. Ambos temas sugieren un ritmo parecido a la tarantela, que casi no cede a lo largo del movimiento. La condensada reexposición se desenvuelve rápidamente.
El segundo movimiento combina scherzo y movimiento lento. El tema inicial se mueve a través de mitades simétricas antes de atreverse a una delicada variación de fugato sobre sí mismo. Un segundo tema finalmente aparece, con un motivo que incluye un trino característico, primero en el piano y luego en el violín.
En el rondó final Beethoven incorpora un agitado tema en modo menor e intercala sus reapariciones con episodios en modo mayor. En el primero de estos episodios Beethoven desincroniza al piano y al violín: un procedimiento que logrará un efecto más cómico en la sonata “Primavera”. Este movimiento concluye con un gesto pianissimo y sombrío, al igual que el primero.
Los tríos que componen el opus 70 de Beethoven fueron escritos en 1808, durante la estadía del compositor en la casa de la condesa Marie von Erdödy. Como muestra de gratitud por la hospitalidad de la condesa, el compositor le dedicó ambas obras.
Es debido al extraño y misterioso sonido del movimiento lento que este trío fue bautizado como «de los espíritus». Sin embargo, los otros dos movimientos carecen de esta atmósfera espectral, brillando llenos de vitalidad: desde la turbulenta ofuscación métrica que abre el primer movimiento, pasando por las balanzas que subrayan el segundo tema del mismo movimiento, hasta el “Presto” final, humorístico, presuntuoso y con ocasionales fermatas de comedia.
El esquema armónico de la obra en su conjunto es elaborado, con referencias e interconexiones entre los movimientos. Tanto como cualquier otro trabajo que Beethoven haya escrito, el trío «de los espíritus» invita y desafía a los oyentes a apreciarlo en una variedad de niveles.
Pablo Terraza