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«Carácter»
enero 3, 2017 @ 19:30 - enero 17, 2017 @ 21:00
- Carácter 2017 | Exposición de la Séptima promoción de alumnos egresados de la Escuela de Arte UDP
- Miércoles 4 al Martes 17 de enero de 2017.
- Inauguración Martes 3 de enero de 2017, 19:30 horas.
- Lunes a viernes: 8:15 a 22:00 horas; Sábados: 9:00 a 17:00 horas.
- Biblioteca Nicanor Parra, Nivel –5, Vergara 324. Metro Toesca.
La exposición CARÁCTER reúne entre el 4 y el 17 de Enero del 2017 los trabajos de los 13 alumnos egresados de la carrera de Arte, incluidos gráfica, fotografía, pintura, escultura, video y la intervención en espacios públicos.
La Escuela de Arte continúa con su proceso de internacionalización y visibilización de sus alumnos mediante la creación, este año, de la Beca Exequiel Lira del Campo, que consiste en una residencia por un año para un egresado de la carrera en la prestigiosa Escuela Flora de Bogotá.
Los egresados de la carrera de Arte de la UDP 2017 son Valentina Morales, Leslie Núñez, Catalina Escobedo, María Valeria Muñoz, Isidora Bravo, Carolina Mora, Magdalena Quijano, Sebastián Leal, Daniela Veliz, Leonardo Sandoval, Javiera Ibarra, Aldo López y Fernanda Ponce de León.
La promoción de este año se distingue por una alta presencia de mujeres.
La Escuela de Arte de la Universidad Diego Portales (UDP) presenta a partir del 4 de Enero del 2017 la muestra CARÁCTER, que como cada fin de año académico reúne los trabajos de título de los egresados de la carrera. La exposición de la séptima promoción de alumnos titulados podrá verse hasta el 17 de Enero en el piso -5 de la Biblioteca Nicanor Parra de la UDP.
CARÁCTER incluye obras en distintos formatos, escalas y soportes, como la gráfica, la fotografía, la pintura, la escultura, el video y la intervención en espacios públicos. A través de la investigación de los materiales –desde los más tradicionales como el metal y la piedra, a otros menos convencionales como la masa de pan- esta nueva generación de artistas aborda temas sociales, de memoria, trauma y territorio contingentes.
“Las obras que componen esta muestra no son neutras ni apolíticas. Tienen la fuerza de dialogar con las preocupaciones y tópicos de los actuales debates sobre la visualidad. A través de estas obras veremos que se cuestiona el canon del arte contemporáneo y sus modos de circulación, transgrediendo muchas veces las categorías de alta y baja cultura”, señala el director de la Escuela de Arte de la UDP, Ramón Castillo.
Artistas con Carácter
La promoción de este año se distingue por una alta presencia de egresadas mujeres. Entre ellas, Leslie Núñez, para quien la percepción de la Historia del Arte está asociada a su soporte, en este caso, a las fotocopias, archivadores y proyecciones. Así, la historia de la precaria reproducción técnica -es decir, sus defectos- se convierte en el verdadero asunto a representar.
Valentina Morales trabaja con la alteración o perversión de la geometría y el minimalismo. Una colección de objetos desplegados sobre una capa de harina cruda forma un rectángulo blanco sobre el que se posan temporalmente una serie de objetos de escala doméstica cuya memoria resulta difícil de situar. Estas formas de metal se relacionan, activa y forzadamente, con el interior del pan cocido que pugna por salir a la superficie y reventar el encierro al que es sometido.
Catalina Escobedo, desde otra escala, convierte al Barrio de la Chimba en su objeto de atención artística. La trama urbana es activada a través de las fachadas continuas y tapiadas (como imbunches) convertidas en la antifachada del rostro de una comuna que ha venido desapareciendo del imaginario fundacional. A cambio, quedan espacios sobrepoblados y negados al exterior, silenciados en sus puertas y fachadas por temor a un exterior cada vez más hostil, permitiéndonos reflexionar en torno a la violencia simbólica y real que rodea nuestro mundo familiar.
Para María Valeria Muñoz, el cuerpo humano se proyecta con nitidez contra la superficie de un volumen minimalista. Las capas de imágenes reaccionan frente a lo pulcro y frío de la superficie. Es el propio cuerpo que intenta desbordar los límites de la geometría que la contiene, revelando un exterior público y un interior privado.
En la obra de Isidora Bravo, el cuerpo es construido desde el fragmento. A la distancia, vemos imágenes de la cultura porno; desde cerca, no son más que borrosidad orgánica, un paisaje de texturas pilosas y abstractas.
Carolina Mora indaga sobre la adicción a la que nos conduce el fenómeno de Internet. En vez de crear nuevas imágenes en un contexto por demás saturado de éstas, recicla y reorganiza otras narrativas a partir de fragmentos de videos de orígenes diversos, buscando recomponer un guión en el que los diferentes planos compiten por el protagonismo y en el que el tiempo es un soporte dinámico.
Magdalena Quijano trabaja con la palabra dibujada sobre papel a través de la insistencia y desgaste del grafito. Sus paisajes de Chile, gastados por efecto de la borradura con goma, quedan convertidos en espectros, en breves ruinas, como las cenizas de un cuerpo que se va desvaneciendo.
La fragilidad de la memoria queda representada en las planchas de metal troquelado que Sebastián Leal llevó a los bosques o a la orilla del mar en Valdivia. Las planchas, corroídas por el óxido, llevan frases recortadas -“Lo recuerdo”, “Tu primera imagen”- que hablan del paso del tiempo y de las condiciones ambientales de la zona.
Daniela Veliz propone una arqueología contemporánea a partir de la reconstrucción –y, a la vez, reparación simbólica- de su casa familiar en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, en Santiago. Veliz aborda la protección del hogar desde la autobiografía y mediante la recuperación de la voz y los testimonios de quienes han vivido hechos traumáticos, aunque protegiendo su identidad. Por medio de varios contenedores, o gabinetes portátiles, expone una polifonía de escritos a mano que conviven con vistas de plantas arquitectónicas y retratos borrosos.
Leonardo Sandoval muestra un hallazgo encontrado en el punto cero de la erupción del volcán Chaitén. Se trata de mapas desenterrados de las cenizas, cuyos límites topográficos fueron interrumpidos por el desastre natural. Sandoval descubre en medio de la ruina, en tanto símbolo, la oportunidad para reimaginar el territorio y preguntarse por la poética del andar.
Otros tres artistas abandonan lo personal y se instalan en la contingencia, en el efecto de lo real. Javiera Ibarra dispone de una sala oscura para que el espectador tenga que encender su teléfono móvil e iluminar una serie de planchas de vidrio, que al acercarnos revelan textos que se duplican en la superficie del muro. Se proyectan como letras en sombra al tiempo que cae regularmente una piedra al río Mapocho. La piedra cae en el video, mientras otra piedra en el marco de una ventana indica que se trata de un objeto que fue utilizado en una manifestación callejera.
La gráfica urgente de Aldo López intenta borrar los límites entre alta y baja cultura, desde el momento en que sus dibujos retratan la historias de barrios marginales o en situación de riesgo social. Aquí, el dibujo aparece como testimonio contra el olvido y, al mismo tiempo, recupera el sentido del grafitti o mural callejero que los familiares encargan tras el fallecimiento violento de un ser querido.
En este mismo límite de las imágenes traumáticas, Fernanda Ponce de León representa cuerpos desmembrados, convertidos en fragmentos y diagramas de una investigación forense. Es la pintura y el collage a través de sus distintas capas que revela, al tiempo que oculta, el delito.
La continúa internacionalización de la Escuela
El programa de estudios de la Escuela de Arte de la UDP se distingue por estar conducido por un destacado equipo de profesores, todos con una consolidada presencia en el medio artístico y académico, entre ellos Guillermo Machuca, Cristián Salineros, Cristián Silva-Avaria, Andrés Durán, Rodrigo Vergara, Francisca Sánchez, Ignacio Gumucio, Camilo Yáñez, Isidora Correa, Antonio Silva Vildósola, Raimundo Edwards, Claudia Aravena, Aymara Zegers, Carlos Pérez Villalobos, Leonor Castañeda, Enrique Morales, Carolina Herrera y Alberto Madrid, entre otros.
El “sello UDP” se constata además en los logros profesionales que suelen alcanzar -muy temprano en sus carreras- estos nóveles artistas, verificados en concursos de arte, premiaciones, becas, pasantías y ayudantías, tanto en Chile como en el extranjero. Con cada edición de Carácter nace una generación promisoria para el circuito nacional e internacional del llamado arte emergente.
“Al cumplirse 10 años de la primera generación de alumnos que ingresó a la Escuela de Arte, podemos reconocer la fortaleza de un proyecto académico actualizado, contemporáneo y atento a los nuevos debates sobre cultura y visualidad. Nuestra Escuela se caracteriza por una forma de enseñanza singular que ha sido reconocida más allá del ámbito estrictamente universitario”, señala Castillo.
Este año se ha marcado un hito en ese sentido con la creación Beca Exequiel Lira del Campo, consistente en la posibilidad -para un egresado o egresada de la carrera de Artes Visuales- de realizar una residencia artística en Escuela Flora, en Bogotá, una iniciativa de formación artística fundada por el reconocido curador colombiano José Roca que apuesta a la dinámica de taller, el diálogo y la interculturalidad para fortalecer el campo del arte contemporáneo.
En esta oportunidad, el galardonado fue el egresado y artista visual Rodrigo Toro, quien fue seleccionado por un jurado internacional de entre 14 postulantes. Toro pasará un año en la residencia junto con otros 19 artistas de diferentes nacionalidades, y será visitado por destacados artistas, curadores e investigadores, quienes brindarán retroalimentación a su trabajo.
“Esta beca es importante porque constituye un momento de crecimiento en la Escuela. Todo lo que hemos hecho estos diez años ha tenido un desarrollo interno, pero constituir esta beca significa darles una oportunidad a esos alumnos que tienen mucho nivel de competir en formatos internacionales. Es una forma de decirle a los estudiantes que, una vez que egresen, también tendrán oportunidad de crecer en un contexto extranjero y podrán pensarse, no tan sólo como artistas chilenos, sino como ciudadanos del mundo”, señala Castillo