Martes 30 de mayo a las 19:30 hrs.
Centro Cultural Gabriela Mistral (sala A1), Av. Alameda 227, Santiago
Programa
Parte I
Félix Mendelssohn (1809-1847)
Cuarteto n° 6 en fa menor, op. 80
Allegro vivace assai
Allegro assai
Adagio
Finale: Allegro molto
Parte II
Franz Schubert (1797-1828)
Cuarteto de cuerdas n° 14 en re menor, D. 810 (“La muerte y la doncella”)
Allegro
Andante con moto
Scherzo. Allegro molto. Trío
Presto
Cuarteto académico:
Frida Ansaldi, violín
Gonzalo Beltrán, violín
Oriana Silva, viola
Alejandro Tagle, violonchelo
Notas al programa
El individuo y su forma subjetiva de experimentar la realidad están en el centro del Romanticismo: se vuelca el creador a la percepción de que él es el protagonista de la vida; la humanidad y la gente son entelequias, pues la existencia se reduce a la experiencia vivida por el sujeto. Es a él a quien le ocurre todo. Ante esto, es fácil comprender por qué el sentido trágico de la vida adquiere una connotación especial, donde poco importa lo que le ocurre al mundo si el creador está pasando por un trance tan definitivo como el amor, el dolor o la muerte.
Mendelssohn y Schubert, cada uno en su propia circunstancia, estaban cerca de vivir su deceso y esta cercanía con la muerte les da la posibilidad de crear obras llenas de energía, belleza y resignación, porque sabemos que no hay victoria posible frente a lo inexorable.
El Cuarteto n° 6 en fa menor de Mendelssohn fue creado al poco tiempo de la muerte de su hermana, tanto que a este cuarteto lo llamaban “Réquiem para Fanny”. Félix quedó devastado… el ritmo acelerado de su vida y probablemente esta circunstancia tan desgraciada precipitaron su propio fallecimiento, acaecido solo seis meses después de la muerte de Fanny. Esta obra tiene el vértigo de la muerte; pero es de una belleza que pareciera referir a algo menos doloroso y definitivo.
En el caso de Schubert, sus últimos años fueron cada vez más difíciles y dolorosos ya que las enfermedades que padecía lo atacaban cada vez con mayor fiereza. Tal vez por esto su cuarteto habla del encuentro entre la muerte (en alemán es masculino: Der Tod) y una doncella (el símbolo de la vida), argumento de su lied La muerte y la doncella, tema que aparece en el segundo movimiento del cuarteto, de allí su nombre. La muerte trata de seducirla, procura convencerla que nada le hará, que podrá descansar en sus brazos.
El tresillo aparece como una representación rítmica del galope de la muerte y cruza el cuarteto hasta el final, pregonando el llamado inexorable que todos vamos a escuchar algún día.
Con todo, la estilización de este tema tan crucial nos toca íntimamente, permitiéndonos escuchar el llamado de la muerte que conmovió al hombre del siglo XIX y lo llevó a legarnos estas obras de arte que son un ejemplo de profundidad y belleza.
Alejandro Tagle